¿Aqui Quien Manda?
El porqué de la obsesión por controlar internet desde una organización intergubernamental es fácilmente explicable: ICANN es una entidad de derecho privado que representa la autorregulación de los nombres de dominio. Es una tarea importante pero muy limitada y en realidad sólo influyen en una parte muy pequeña de lo que es la Red: permite a las máquinas comunicarse y a los usuarios encontrarse. El hecho de que ICANN representa la única instancia organizada jerárquicamente es lo que la hace tan atractiva para los que están preocupados más por el control que por el funcionamiento de Internet.
ICANN no es el gobierno de la Red. Sólo se ocupa de coordinar globalmente un número relativamente pequeño de tareas técnicas, pero absolutamente necesarias.
En segundo lugar, nada parecido a ICANN es posible en otros ámbitos de la Red. Donde no haya necesidad técnica de coordinación, no va a surgir ningún coordinador, y menos un gobierno. Fuera del ámbito de las direcciones de nombre e IP, nada está técnicamente centralizado. Internet tiene una estructura descentralizada, resistente a los puntos de control. Si los contenidos no dependen de ningún proveedor, de ninguna instancia, de ningún camino predeterminado, ¿cómo vamos a convencer a nadie de que, como en el caso de ICANN, acepte la autoridad de una entidad global cualquiera? ¿Qué mecanismos tenemos para lograrlo? Ninguno, la verdad... ICANN no puede soñar con imponer normas sobre contenidos, spam, etcétera, ni nadie en su lugar.
La tercera premisa errónea es que necesitamos algo parecido al gobierno de Internet para solucionar determinados problemas. Problemas distintos tienen ámbitos de solución distintos. El spam, por ejemplo. Tiene aspectos técnicos (abuso de los protocolos y servicios de correo) que, en todo caso, habrá que solucionar técnicamente: filtros antispam; nuevos protocolos que permitan la autentificación (que no la identificación) del origen del correo... Esto nace en los círculos técnicos, requiere de la cooperación de los ingenieros. Además, tenemos la cooperación de los operadores mediante las listas de bloqueo de las direcciones utilizadas para enviar spam. Pero el spam no es sólo un problema técnico: en muchos casos, esconde prácticas comerciales poco recomendables o directamente ilícitas. Contra las estafas no se puede luchar desde el ámbito técnico, sino desde el jurídico y policial. Los gobiernos deben perseguir las tramas económicas de los estafadores, y presionar a quienes no lo hagan. Así avanzaremos un poco más rápidamente: innovación tecnológica, cooperación técnica, iniciativa legislativa, acción policial y cooperación intergubernamental son igualmente importantes.
La realidad es que cada problema, cada estrato de Internet, requerirá una gobernanza distinta. Las infraestructuras de acceso, por ejemplo, dependen de forma evidente de cada Gobierno. El ámbito de los parámetros técnicos de los servicios básicos se desarrolla más adecuadamente en foros globales de cooperación técnica (IETF, W3C...). Algunas actividades sociales que se realicen a través de estos servicios requerirán que los gobiernos intervengan (para evitar el fraude fiscal o perseguir otros actos ilícitos). Finalmente, algunos problemas requerirán que los gobiernos cooperen, puesto que las actividades que regular serán eminentemente globales, y ningún gobierno en solitario podrá resolverlos (como la represión de grandes tramas ilegales o la alfabetización digital a gran escala).
Pero lo que hemos visto durante WSIS, disfrazado de discurso sobre la necesidad de globalizar el gobierno de Internet, ha sido otra cosa. Cuando el Gobierno chino decide no seguir las indicaciones de ICANN sobre cómo desplegar nombres de dominio con caracteres especiales (como los ideogramas chinos) o cuando decide crear un equivalente a .com o .net en sus propios caracteres está dividiendo Internet: la misma dirección, escrita en Shanghai o en San Francisco, lleva a sitios diversos, o no lleva a ninguna parte. Ese es el riesgo, y no es en absoluto involuntario: es precisamente el carácter gobal y descentralizado de la red lo que preocupa a determinados gobiernos, que intentan aislar su Internet del resto del mundo a fin de ejercer control sobre lo que en él ocurre.
Los gobiernos deben, por tanto, aprender a practicar nuevas estrategias para afrontar los problemas globales de la Red. Deben aprender a distinguir entre control e influencia. Si se sigue insistiendo en la instauración de un gobierno global, y ante su imposibilidad, se opta por el control local con vocación de fragmentación de Internet, podemos poner en serio riesgo la mayor innovación de nuestra época: Internet.
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· potaje: ONU plantea cuatro opciones para renovar el gobierno de Internet | Internet es de EEUU. Link